1 de noviembre de 2008

Mario Levrero (ideas para una presentación)

He estado de excursión por internet y he recopilado información sobre Mario Levrero. Esto de tener que hablar en público en Casa de América lo obliga a uno, dado su culpógeno ascendiente judeocristiano, a trabajar más que cuando se presentaba a los exámenes en la escuela o en la universidad. No hay como imaginarte cagándola en público para que te dé por intentar convertirte en una suerte de émulo de Umberto Eco perorando sobre la Edad Media. En fin, imagino que esta fiebre investigadora me viene también porque estuve muy resfriado toda la semana y hasta hoy no he salido de casa. Por ahora, quiero anotar en el blog cinco materiales que me han parecido interesantes:
Para los cuatro primeros ítems, de momento, dejo sólo el enlace. El asunto del arte narrativo lo copio y pego de este sitio, el Taller Literario de Gabriela Onetto.

Esta y alguna web más hablan de método levreriano para enseñar a escribir... Conociendo la obra de Levrero, ese sintagma parece casi un oximoron. Pero, bueno, habrá que aceptarlo: don Mario fue pionero en dar clase por internet y dejó por escrito bastante material sobre cómo enfrentaba él la escritura (en La novela luminosa incluso hay un par de consignas). A continuación reproduzco sus opiniones al respecto (eso no quiere decir que las comparta todas). En fin, basta ya de charla: a los bifes (los subrayados en negrita son míos).


EL SEUDONIMO DE MARIO LEVRERO (MEJOR DICHO, DE JORGE VARLOTTA)
Hay varias razones (cuando uno da varias razones para una conducta, se piensa que hay gato encerrado, porque existe la creencia generalizada de que las cosas tienen una sola razón; y no es cierto: siempre hay varias).

1) No sentía (ni siento) que lo que escribo es *mío*; soy muy dependiente de una inspiración que no radica en mi yo y a veces suena bastante ajena. Pero simultáneamente sentía que sí, que de alguna manera eso forma parte de mi ser (aunque no de mi yo), de modo que no elegí un seudónimo cualquiera, como por ejemplo Buster Rocallosa (que es uno de mis seudónimos en el Word, programa que te obliga a poner tu nombre), sino uno integrado por mi segundo nombre y mi segundo apellido.

2) De ese modo también homenajeo a mi padre con su nombre y a mi madre con su apellido.

3) Cuando empecé a publicar libros "serios", simultáneamente contribuía con mi nombre habitual a unas publicaciones humorísticas, y en aquel tiempo la crítica de este país era muy severa; si un humorista aparecía con algo serio, no lo tomaban en serio. Ahora es distinto: no toman en serio a nadie.

4) Además quería ocultarme, porque no estaba seguro de que lo que escribía tuviera algún valor; no quería dar la cara.

5) También quería ocultarme porque hacer literatura era, desde el punto de vista de mi padre, una actividad vergonzosa, improductiva y más bien cosa de homosexuales. No me ocultaba de mi padre, que a esa altura ya había modificado bastante sus puntos de vista, sino de su figura internalizada que yo proyectaba desde el inconsciente a toda la sociedad.

Ese ocultamiento me permitió, por otra parte, escribir en paz durante unos 15 años.

USO DE LA PRIMERA PERSONA (<<)
La primera persona ayuda mucho a no tener que esforzarse por crear un personaje con quien el lector se pueda identificar. También facilita transmitir las percepciones y todo aquello que enriquece los textos y el estilo. Te recomendaría no salir de la primera persona por ahora; la tercera persona te lleva irremediablemente a una escritura más intelectual que vivencial (falta de color, etc.), al menos en esta etapa.


LA VOCACIÓN (<<)
Chandler empezó a escribir a los 50 años... Con sus relatos policiales y sobre todo con sus 7 novelas creó una escuela perdurable. En todo caso, es una cuestión de vocación: yo creo que tu vocación es clara, en esta etapa, pero sólo vos podés saber cuánta fuerza tiene y cuán incómoda te hará la vida si la desoís.

En cuánto al para qué... Yo me pasé algunos años resolviendo ociosamente crucigramas, y de repente un día me puse a fabricarlos para ganarme la vida (la única opción interesante que tenía en esos momentos de miseria). Eso me valió ser jefe de redacción de varias revistas del género (y poder comprarme una heladera por primera vez en mi vida).

Ahora, con 62 años, hace rato que me dedico a hacer programitas en la computadora, y explorar los programas que hacen otros. Me da mucho placer, es una verdadera pasión -y fiel a mí mismo, lo hago, aunque no tiene el menor sentido; todos esos lenguajes que aprendo van cambiando y desapareciendo aceleradamente. Pero, como dice el tango, que me quiten lo bailao.


CAMINOS DE LA ESCRITURA (<<)
Podríamos decir para simplificar que hay dos tipos de escritores: los que escriben desde su experiencia personal, y los que escriben a partir de fichas (investigaciones, etc.). Estos últimos son mayoritariamente los llamados best-sellers, que han hecho de la escritura un oficio rentable. Podríamos decir que los primeros se expresan, ponen su alma en lo que escriben, escriben por necesidad interior, y los otros son como empleados a sueldo de una empresa, que al decir de Chandler (no recuerdo las palabras exactas) todos los días a las ocho, aunque tengan resaca, estén faltos de inspiración, etc., se sientan a su máquina y vomitan su cuota diaria.

Vos, desde luego, tenés todo el derecho de elegir con cuál modelo identificarte, y a ganar tus dineros o dejar de ganarlos como buenamente puedas y quieras.

Para el segundo modelo, no te puedo ayudar; ahí tendrías que recurrir a algo parecido a las academias Pitman, o comprarte algún manual; debe de haber a montones, y buenos. Investigando en bibliotecas podrás adquirir la información necesaria para escribir historias que no están al alcance, creo yo, de tu experiencia personal, como por ejemplo la caza de ballenas o las huelgas en las refinerías de petróleo en algún lugar del Báltico.

Hilando más fino, podemos decir que la primera categoría, en la que me anoto como participante y estimulador, tiene muchos niveles. Vos podés escribir sobre lo que te pasa, lo que recordás, lo que sentís, etcétera o, como una amiga mía que es una gran escritora, escribir desde una inspiración que viene de zonas muy oscuras del ser y que no tienen una relación visible, aparente, con la persona que uno conoce. La primera novela que leí de ella, en borrador, con la que se presentó en mi casa por primera vez, era la historia de una lesbiana gorda. A pesar de que ella es flaca, yo quedé convencido de que estaba ante una lesbiana militante. Pero después escribió una novela, siempre en primera persona, cuyo protagonista era una mujer que había mantenido relaciones con su padre... y así sucesivamente. Tiene una cantidad de personalidades o máscaras o núcleos interiores y es capaz de escribir con total poder de convicción sobre experiencias que, ahora me consta, no ha vivido en su vida vigil, por llamarla así. Yo mismo, a pesar de que ahora sólo puedo escribir sobre cosas cotidianas, en un tiempo escribía desde personajes que habían transitado por lugares que mi yo ignoraba que existían, incluso que existían en mi interior. Etcétera. Esas experiencias provienen del ser, no del yo cotidiano; a veces de los sueños, aunque no siempre. Se escribe en un estado de fascinación, parecido a la hipnosis, en el que uno cree, como en los sueños, en la tangibilidad de las cosas que describe.

Todo eso no es propiamente "invención", porque al menos en mi caso particular nunca me propuse inventar nada; más iba descubriendo esas cosas y lugares y seres que estaban en rincones muy ocultos de mi ser. Si me hubiera propuesto escribir una historia inventada desde la razón, seguramente no habría tenido fuerzas para hacer el trabajo, porque eso no es vivir una aventura sino hacer un trabajo, muchas veces fatigoso, al menos para mí. Escribía por necesidad y por curiosidad de saber, de conocer, incluso diría de explorar y conquistar esos espacios de mi ser. O del ser, porque no tengo ninguna certeza de que sean algo mío, personal y privado. La mente tiene alcances insospechados.

Podemos ir todavía un poco más allá, y reconocer que es *posible* escribir historias inventadas o historias sacadas de ficheros, y hacerlo bien y con estilo y con arte. Unos cuantos grandes escritores lo hacen muy bien. Pero me parece que para eso se precisa genio, que yo no tengo, y además creo que es ineludible haber pasado en algún momento por la escritura vivencial, de modo que cuando uno inventa un personaje sea un personaje creíble, y no esos Juanes y esas Marías de los principiantes. Y siempre estarás aportando tu experiencia de vida (interior o exterior, profunda o superficial), y estarás, si la cosa está bien hecha, totalmente presente, de cuerpo entero, en lo que escribís. A menudo pongo el ejemplo de esa caricatura del escritor cubano Alejo Carpentier, que me regaló un día su autor, el gran Hermenegildo Sábat. Y que cuando miro esa caricatura, veo sin duda a Carpentier, pero también veo a Sábat, porque tiene un estilo propio, personal, inconfundible. Si en el dibujo sólo se viera a Carpentier, no lo miraría mucho, porque es un escritor con quien no simpatizo y no tiene una cara linda de ver. Lo miro porque veo a Sábat, el estilo, el alma de Sábat.

Para lograr ese milagro es preciso ser un poco como los actores de teatro que para conseguir un personaje convincente tratan de "ser" el personaje que tienen que representar. Algunos actores han quedado mal durante meses, realmente enfermos, por haber encarnado un personaje lleno de conflictos. Y para eso hay que tener imaginación, y mis ejercicios tratan de ponerte en contacto con tu imaginación, apelando a tus experiencias más sencillas. Puede haber una infinidad de caminos para lograr lo mismo, pero yo conozco ése solamente, y transmito lo que sé y lo que puedo, partiendo de mi propia experiencia.


ANIMARSE A ESCRIBIR (<<)
Cuando hablo de "estar afuera de la literatura" hablo de no animarse a escribir con libertad "desde el alma". Eso puede influir sin duda en el hecho de no asumirse como escritor, aunque para esto hay también otras razones muy importantes; tal vez la más importante sea el no poder asumir el narcisismo que implica la personalidad del artista. Y hay otra cosa clave, que veo a diario en mí y en todos mis alumnos: la culpa que genera el acto de escribir. Hay material psicoanalítico al respecto, pero no lo conozco a fondo.

Lo más interesante que he leído como material para un artista es un libro que no pude volver a conseguir desde hace añares: "Psicoanálisis del arte", de Charles Baudouin. Creo que se editó en Argentina y que la editorial era Siglo XX. Me llama la atención no haber encontrado más el libro, pero también no haber encontrado tratamientos parecidos del tema en ningún otro autor.


PARA HACER QUE EL TEXTO VIVA (<<)
Tomá cada tramo narrado en titulares y desarrollalo en algo parecido al tiempo real. Traducí todo lo que está explicado a imágenes y diálogos, y todo lo que está en ese pasado propio para relatar generalidades de acciones habituales en un pasado tajante donde cada acción sea única e irrepetible, como lo son en la realidad, y tendrás una novela o un relato largo.

Todo este taller virtual puede resumirse en la siguiente aseveración: "Escribí lo que ves, y no lo que pensás".


EVALUACIONES DEL TALLER (<<)
Cuando se evalúa un texto, se evalúa en cuanto ejercicio. ¿Habrá que repetir, una vez más, que el taller no exige ni pide textos literarios? Lo que podría ser una evaluación literaria, va alguna vez como extra, al margen del taller. Ya he dicho también más de una vez que la libertad es la condición imprescindible para el arte. Pero en el taller no hay arte, ni libertad. Hay consignas y ejercicios, y los ejercicios deben cumplir con lo que piden las consignas, y no podemos evaluar otra cosa dentro de los límites del taller. Tenés que pensar en algo tan infame y tedioso como las escalas en el piano. Una vez que tengas los dedos ágiles y vayan adonde hay que ir, podés tocar lo que quieras y como quieras.


PELIGROS DE LA CORRECCIÓN (<<)
Los textos necesitan corrección, es cierto. Yo nunca publico nada sin que por lo menos alguien de mi confianza lo haya leído y me haya señalado lo que le suena mal. Y a menudo me descubren verdaderas atrocidades. Pero a veces incluso alguna atrocidad que otra la conservo, según cómo me resuene adentro. Hay observaciones que uno admite instantáneamente, porque de algún modo uno lo sabía, íntimamente lo sabía, pero no lo veía. Eso es invalorable. Pero cuando me dicen "che, tenés cuatro adverbios terminados en *mente* en una sola oración", no se me mueve un pelo.

Hace unos años, entusiasmado con la electrónica, corregí una novela eliminando repeticiones abusivas de "que", "de" y mil cositas más. El texto quedó perfecto. Después se publicó un fragmento en una revista y cuando lo vi me agarré una terrible depresión. No era mi texto. No era nada. Era un mamaracho insufrible. Por suerte había conservado la versión anterior, con una etiqueta que decía "para quemar" (y de haragán no había quemado nada), y me tomé el trabajo de restituir al texto absolutamente todo lo que le había corregido. Y por suerte, así se publicó. Llena de esas imperfecciones que hacen mi estilo.

Pero esas observaciones, de todos modos, viene bien recibirlas. Digamos "gracias" y después hagamos con ellas lo que nos parezca. No está nada mal disponer de varios pares de ojos que puedan ver lo que no ven los de uno. Lo que no vale la pena es defenderse. "Gracias", y adelante. Claro que si *todas* las observaciones son así de boludas, más vale ir a buscar en otro lado mejores pares de ojos, que seguramente los hay.


EN PROFUNDIDAD Y NO EN EXTENSIÓN (<<)
Para un ejercicio siempre hay que tomar una anécdota pequeña, o más bien un lapso breve. Todo el mundo quiere decir todo en cinco líneas, y eso no es literatura.


SOBRE TALLERES LITERARIOS CLÁSICOS (<<)
Predomina una preocupación por el cómo decir, hay como una falta de libertad y espontaneidad que le resta colorido y fuerza. Las famosas herramientas de escritura que pregonan los talleres literarios (no éste!!!), no sirven para nada, salvo para escribir como otros. El autor va fabricando sus herramientas mientras escribe, y sólo le sirven a él.

En este taller buscamos que el alumno pueda soltarse, escribir desde el alma sin preocuparse tanto por lo formal, por el lector anònimo.


EL TALLER NO USA DEMASIADA TEORÍA (<<)
Si ponés mucho marco el tipo queda enmarcado. Es preferible que buceen en las tinieblas y se encuentren con esas cosas horribles que hay en las tinieblas y que hacen la literatura. Mueran los marcos teóricos!


REQUISITOS DEL ESCRITOR (<<)
Todo lo que hay que aprender para ser escritor, se aprende en la escuela (ojo ala pala). Lo demás es vocación. También se puede ser analfabeto: la narración oral participa del mismo espíritu de la escrita. Podría decirse incluso que un mimo que narra una historia con el cuerpo es un escritor.

Leer ayuda, pero no es esencial.


¿CUÁNDO SE DESCUBRE LA VOZ PROPIA? (<<)
Cuando no te reconocés fácilmente en lo que escribís; cuando te parece ajeno y al mismo tiempo sabés que es propio; cuando los personajes hacen lo que quieren ellos y no lo que vos querés; cuando el texto te llega a tal velocidad que casi no te da tiempo a ponerlo en palabras; cuando te sentís como un dios.


¿QUIÉN ME DICE QUE SOY UN ESCRITOR? (<<)
El tiempo. Escribir es muy fácil, llevar la vida de escritor es más bien difícil. Si aguantás, y aguantás, al final te lo dirás vos mismo, o te lo dirán muchos y terminarás por aceptarlo.


¿QUIÉN ME AYUDA A SERLO? (<<)
La vocación ineludible, tiránica, perversa.


NO ESCRIBIR ESTÁ BIEN (<<)
La falta de sal (mente que no se permite divagar) y el bloqueo mental son indicios de un predominio del yo voluntarioso que QUIERE escribir a pesar de la pertinaz sequía o de que las cosas no salgan bien. A veces esas sequías son el caldo de cultivo de historias que se están procesando internamente. No hay que obligarse a escribir. Uno puede pasarse el tiempo que sea sin escribir; eso es normal. Dejar que las cosas maduren y vengan si es que tienen que venir. Eso, con respecto a la literatura (amateur, se entiende).

Los ejercicios del taller son otra cosa, y puede ser una forma de mantenerse activo aunque falte la gran inspiración. La primera parte de muchos ejercicios, sobre todo, trata de provocar aunque sea una inspiración mínima, y es más importante realizar esa primera parte que sentarse a escribir. Se puede "escribir sin escribir", es decir, estar en el mundo de cierta manera; las letras son más el testimonio de esa manera de estar en el mundo que otra cosa. Lo que no se puede (se puede, pero es difícil que resulte bien) es partir de la palabra y no de la experiencia; y mientras uno esté almacenando experiencias, aunque no escriba, está "escribiendo" o preparando el terreno para escribir, por fin, sobre el papel (o el teclado).


LA ANGUSTIA NO ESTÁ MAL (<<)
La angustia es precisamente uno de los motores de la creación. Cuando uno puede mantenerse en ese estado de angustia sin apelar a tranquilizantes (del tipo que sea), suele abrir el camino para alguna pequeña o gran revelación. Incluso uno puede sentarse en un cómodo sillón y tratar de dialogar con esa angustia, preguntarle qué está pasando, mirar hacia adentro y ver qué imágenes aparecen. Cuando esa angustia difusa, que es la más molesta, muestra sus imágenes, al rato suele venir el alivio. Y a menudo algún relato muy interesante.


IMAGINACIÓN VS. INVENCIÓN: una polémica muy levreriana (<<)

SOBRE MEMORIA E IMAGINACIÓN: (<<)
Creo que sólo hay algo que no se dijo, en general, y es la estrecha relación de la imaginación con la memoria; son casi la misma cosa. Aunque si lo vemos desde otro punto de vista, la imaginación es un pizarrón vacío donde la memoria exhibe sus imágenes (y donde también la invención puede exhibirlas). (LEVRERO, 16/1/02)

MECANISMOS DE LA MEMORIA: (<<)
Parece haber una memoria especial para la información, distinta de la memoria digamos vivencial. Cuando uno apela a la memoria para recordar por ejemplo x es igual a menos b más menos raíz cuadrada de (ya no recuerdo el resto), probablemente se vea pálidamente la fórmula escrita en un pizarrón, o a veces puede presentarse como sonido -una voz recitando. Son fenómenos complejos como para hablar de ellos a la ligera; a veces creo que soy demasiado simplista y atrevido. (LEVRERO, 18/1/02)

IMAGINACIÓN E INVENCIÓN: (<<)
No olvidemos que imaginación e invención son términos manipulados por mí, con un significado que quizás se aparte de las definiciones correctas. Es tratar de darle un nombre a ciertos aspectos que quizás formen parte de un todo.

Habitualmente, cuando se dice que alguien tiene mucha imaginación, están queriendo decir que tiene mucha inventiva. Para mí, en cambio, tener mucha imaginación es poder describir cabalmente algo con todo el detalle necesario para hacérselo percibir al lector. Aunque se trate de un vulgar ropero. (LEVRERO, 18/1/02)

¿QUÉ SE QUIERE DECIR CON "ESCRIBIR CON IMÁGENES"? (<<)
Que el relato surja de la imaginación, y no de la invención. Que cuentes lo que ves (o percibís, en general) cuando mirás hacia adentro, y no lo que sabés o lo que pensás. Eso es literatura en estado puro, en esencia. Puede ser insoportable, como todo lo puro, y por eso los escritores mezclan a la literatura otras cosas, como filosofía o cosas así. Por eso no digo que haya que escribir necesariamente a través de imágenes en forma exclusiva, salvo en algunos ejercicios del taller para obligarse a mover la imaginación.

Por ejemplo, si yo digo "Una mañana fui a trabajar", estoy transmitiendo información intelectual, no artística, no literaria. Pero si cuento cómo me levanté, me puse la ropa, tomé el desayuno, salí a la calle, esperé el ómnibus en la esquina, subí al ómnibus, hice el viaje, llegué a la parada próxima a la oficina, caminé hasta la oficina... estoy desarrollando esa información en algo parecido a imágenes. Pero todavía estoy enunciando los titulares, haciendo un resumen. Todo esos tramos deberían desarrollarse en imágenes (por ejemplo, describir el color del cielo en la calle, la gente que había en la parada, la cantidad de baldosas rotas, mi estado de ánimo, los olores que se respiraban, el ruido de los autos, qué decía la gente en la parada, cómo era la gente en la parada, cómo estaba vestida, etc.; ahí estoy narrando en imágenes. Al hacerlo, doy mi presencia sensorial como narrador-observador y fabrico con ese estímulo de la imaginación del lector un estado de trance, durante el cual se vuelve receptivo A LO QUE NO SE DICE, o sea a mi entera presencia, a mi alma. Ahí se produce la comunicación y el intercambio; ahí el texto es un objeto vivo; ahí el lector puede fabricar su propio texto, porque sus imágenes no serán las mías sino las suyas, y las suyas serán más vívidas y coloridas que las mías porque las saca de su experiencia sensorial personal. (LEVRERO, 12/10/01)


ESCRIBIR LO QUE SE VE, NO LO QUE SE PIENSA: (<<)
La finalidad de las consignas es conectar al alumnos con su imaginación y tratar de desarrollarla al máximo, con la idea de que la imaginación es lo que permite el mejor desarrollo de un estilo personal. La imaginación está muy ligada a la memoria; es casi lo mismo (pero no exactamente), de modo que trabajamos mucho con la memoria. La imaginación es accesible sólo —como su nombre lo indica— al movimiento de imágenes, y por eso trabajamos con la percepción de todo tipo de imágenes (no sólo visuales).

Las "indagaciones y viajes a través de la mente" tienen mucho que ver con la imaginación. No son cosas opuestas. Sí descartamos los discursos abstractos o ideológicos, porque no forman parte de la esencia literaria. Eso no quiere decir que haya que escribir como pedimos en el taller; vale sólo para los ejercicios, y lo ideal es que, además de ejercicios, escribas muchas otras cosas con total libertad.

Es gracioso que pretendas aprender a escribir. Ya sabés escribir. No sé cómo andan tus ejercicios, pero supongo que habrás avanzado bastante en la cosa de imaginar, que es, sí, lo que tendrías que aprender si todavía no estás conectada. Más que aprender, ejercitar. (LEVRERO, 28/5/02)

4 comentarios:

  1. Sólo para agradecerte. Cuando lo extraño entro en tu blog y busco algo que no haya leído...
    gracias
    Morgana
    PS: curiosamente las letras que aparecen abajo para verificar la palabra y autorizarme a dejar el comentario son: grazerce..quizás sea gracias en algún idioma desconocido

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  2. Muchas gracias a ti, Morgana; qué lindo saber que este trasto virtual llamado blog sirve de compañía y lugar de encuentro para los lectores levrerianos.

    Muitanga grazerce, digo, ahora ya en este idioma que se ve que estamos por inventar, grazerce, grazerce, repito, por este mensaje tan cálido que has dejado aquí.

    Un abrazo.

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  3. Ruben, ya te extraño pero estoy muy descentrada, rebelándome contra el trabajo y con una infección respiratoria que me saca las fuerzas.
    Veo que sigue apareciendo la fauna levreriana de primera calidad: Morgana es alguien importante de los últimos tiempos, y una buena bruja (pero de otra camada).
    Un abrazo
    Ginebra

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  4. Sí, ya he leído en los medios de comunicación interplanetarios que hace lo que puede con la avalancha de trabajo que se le vino encima... Aguante, Juanita, aguante doña Sor, y mantenga su compromiso de los viernes tarde (pronto tendré que hacer algo así; yo sí que estoy descentrado en ese punto: hace tiempo que no me conecto con la eternidad).

    Y, bueh, no tenga piedad de los microbios: maltrátelos, ¡nebulícelos!, ¡¡extermínelos!! (Ojalá que sea poca cosa, tan sólo un resfrío en ese otoñal Montevideo).

    Un abrazo.

    PD: Ah, bueno, ustedes se organizan, como en las escuelas, incluso por 'camadas'... Esto va a terminar en Iglesia Levreriana del Antepenúltimo Día Colombófilo (o algo parecido).

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