17 de mayo de 2009

Arturo Pérez Reverte vs Robert Musil



Alguien podría creer que los humoristas de Muchachada Nui exageran sobre el testicular legionario de las letras españolas, don Arturo Pérez Reverte; pero no, en absoluto, este ex corresponsal de guerra amigo de Javier Marías sólo escribe para machos, para aguerridos lectores con los cojones bien puestos, para valientes que van por la vida con un cuchillo entre los dientes y gotas de sangre española chorreando por la comisura de los labios. Acabo de abrir Cabo Trafalgar y su inicio dice así (no tienen desperdicio las dos primeras líneas de diálogo):
El teniente de navío Louis Quelennc, de la Marina Imperial francesa, está a punto de figurar en los libros de Historia y en este relato, pero no lo sabe. De lo contrario, sus primeras palabras al amanecer el 29 de vendimiario del año XIV, o sea, el 21 de octubre de 1805, habrían sido otras.

—Hijos de la gran puta.

La cubierta mojada de la Incertain se balancea bajo sus pies en la marejadilla, unas treinta millas al sudoeste de Cádiz. Poco más o menos. Comparada con la que va a caer de aquí a nada, la Incertain es una piltrafa náutica: una balandra de dieciséis cañones. Los ingleses la llaman cúter: cortador. Pero ya se sabe que los ingleses siempre fueron en exceso tajantes para sus cosas. Mejor balandra. Y encima, volviendo a lo de los cañones que artilla Quelennec, a su balandra, o cúter, como se diga, la han aligerado de cuatro para que navegue más veloz. Aun así, la embarcación parece arrastrarse entre la niebla que gotea la humedad por la jarcia y los puños de las velas. Cric, croc. Crujiendo al balancearse de banda a banda, como si gimieran sus cuadernas doloridas. Apenas hay viento, y sólo una brisa leve hincha a ratos las lonas que cuelgan como ropa sucia del palo y los estays, o agita la bandera mercante portuguesa izada en el pico de la cangreja. La pirula de la bandera es normal. En el mar todos juegan sucio y mienten como bellacos.

—Hijos de la gran puta —repite el comandante.

Lo repite en francés, naturalmente. Fils de la grande putain, o algo así. Pero se le entiende. El timonel y el piloto, que están detrás, junto a la biblioteca, se miran sin decir ni pío. El ayudante del piloto, que también está cerca, no se entera de nada porque es español. Como era de esperar, se llama Manolo y es bajito, moreno, con una sola ceja negra. De Conil de la Frontera, por más señas. Provincia de Cádiz, o sea, de allí mismo. Por eso lo han embarcado de ayudante sin preguntarle lo que opina al respecto. Por la cara. Manuel Correjuevos Sánchez, patrón de pesca, contrabandista, padre de familia. Lo típico. Para los gabachos, Manoló Coguegüevos. Cada vez que oye a uno de éstos llamarlo por su apellido, al ayudante del piloto le sienta como una patada en los mismos.

—Llámame Manolo zi no le importa. Mezié.
*

Acojonante, ¿no? Pues, además de vender libros como churros, este señor es miembro de la Real Academia de la Lengua. Como diría Cortázar, «Es muy impresionante».

PD 01: Imperdible este magistral artículo, La potencia de Pérez, que publicó Rafael Reig en su blog y que está recogido en su libro Visto para sentencia.

PD 02: Cabo Trafalgar está dedicado a Juan Marsé... Me quedé pensando y se me ocurrió que quizá fuera porque Pérez Reverte darío un brazo —en el sentido literal del término, por supuesto— por escribir el cuento Teniente Bravo, del reciente Premio Cervantes. ¿Estaré en lo cierto?

5 comentarios:

  1. ¡Qué no daría por saber escribir diálogos así! Desopilante...

    ResponderEliminar
  2. Si te gustó, Fer, busca en YouTube 'muchachada nui' y luego busca la sección 'celebrities'. La parodia que hacen de Bono, el de U2, es mortal... ¡Pero mortal!

    href=http://www.youtube.com/watch?v=wuRJPm5_Oik

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno lo que dice Reig. Miraré ese libro.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Hola,
    Muy bueno tu blog. Estoy tratando de contactar a los familiares de levrero para una entrevista, podrías ayudarme? Mi mail es carlosbraun@hotmail.com
    Gracias

    ResponderEliminar
  5. Pues sí, Manuel, es un libro más que interesante y divertido el de Reig; te lo recomiendo. Algunos artículos son desopilantes.

    *

    Gracias por pasar por aquí, Carlos. Charlamos por vía privada.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar