5 de junio de 2009

Si tú lees, ellos leen



Vi ayer, no este, pero un anuncio similar en la caseta del ISBN que hay en la Feria del Libro de Madrid. Su eslogan, Si tú lees, ellos leen, ilustra perfectamente cuál es el núcleo del problema para fomentar la lectura: los adultos NO leen; eso sí, ¡piden!, ¡obligan!, ¡exigen —como tiranos de mierda que son—! que los niños leamos... Como decía Fernando Savater en una entrevista en la RTP portugesa, los placeres se contagian, no se imponen.

Ni mucho menos el tema se agota aquí; pero no estaría de más comenzar por atar este cabo; pues como dice el lenguaje popular: los niños hacen lo que ven. (Frase sobre la que deberíamos reflexionar con cierta frecuencia para respondernos por qué los pibes de hoy estamos como estamos... Bueno, bah, están como están).

Yapa: esta doble entrevista que le hice al pedagogo Francesco Tonucci para el diario Clarín (clic aquí y aquí, versiones en pdf: aquí y aquí).

2 comentarios:

  1. Me encantó ese súbito desplazamiento del narrador "... que los niños leamos". Totalmente de acuerdo. Si Astor no leyera, mala suerte, no sería un oprobio familiar. Y sin embargo lee. Es decir, a sus 4 años (es un niño normal, no como esta delirante) cuenta las historias de los libros, los mira, pide que se los lean, anda con ellos, es socio de una mediateca donde le prestan, etc. El tipo ve libros y lectura, por lo tanto supone que algo interesante debe tener. ¿Los padres pensarán que habla bien de ellos que los niños lean, o para qué los joden con actividades que nunca les interesaron?
    Ruben, me asombra siempre la cantidad de entradas en tu blog, que son breves artículos, y a veces ni tan breves. ¿Quién financia esto, la CIA, la Bayer, quién?
    Un abrazo
    G.

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  2. Pues sí, sí, así es la cosa: es muy cómodo pedirle a la gente que lea (actividad solitaria y difícil donde las haya) sin predicar con ejemplo... Y lo que es peor: tenemos los países llenos de padres y de políticos que lo hacen, que exigen que sus hijos lean cuando ellos ni siquiera tienen un libro en casa y jamás han pisado una biblioteca.

    (Mensaje para Ástor Rubén: oh, tú que me escuchas a través de la dimensión desconocida por la que nos comunicamos los tocayos levrerianos, algún día agradecerás haber nacido al amparo de gente que se arriesga a engordar y caer en la presbicia por culpa de los libros. Ya lo verás, ya disfrutarás de esta sana musculatura mental que ahora entrenas. Fin de mensaje.)

    Un abrazo.

    PD: Eso intento, que me financie alguien... Pero no hay manera, che. ¿Algún contacto?

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