24 de septiembre de 2012

Ignacio Echevarría: artículos para repensar la crítica literaria

La semana pasada asistí a un seminario de Ignacio Echevarría, crítico literario y autor de la columna semanal  Mínima molestia en El Cultural. Como disparador para el debate y la reflexión, Echevarría se preguntó si la crítica tradicional ha muerto y si asistimos a un cambio de paradigma respecto al principio de autoridad. A partir de ahí, la gavilla de temas relacionados que abordamos fue notable. Destaco solo un par: la defunción de los suplementos literarios convencionales como vehículo para ejercer la crítica y la existencia —o no— de una nueva generación de críticos con los conceptos teóricos suficientes como para alumbrar una manera diferente de enjuiciar las obras.

Quizá más adelante me anime a escribir algo sobre las conclusiones; por ahora, me conformo con poner a salvo unos cuantos artículos que recomendó Echevarría para acercarse a la cuestión y guiar la charla. Como los argentinos nos sacan ventaja en cuestiones literarias y mantienen en los medios polémicas de más alto vuelo teórico que las nuestras, dedicamos una parte importante del seminario a ponernos al día de lo que acontece al otro lado del Atlántico. 

Para ello, quizá lo mejor sea empezar por leer «Crítica insurgente», de Ignacio Echevarría, donde sitúa de manera sucinta el quid de la cuestión. Y luego seguir con estos artículos publicados en diversos medios de allá:


De regreso a la vieja y oxidada Europa, leímos las opiniones vertidas por algún francés (Bernard Pivot), alguna inglesa (Claire Armtistead) y algún español (Alberto Olmos) en «Radiografía de la crítica literaria», de Winston Manrique Sabogal. (El País publicó una versión ampliada de ese artículo, pero aún no la he localizado).

En cuanto al tono con que debería escribir un crítico contemporáneo, parte de las conclusiones están recogidas en una miniserie llamada «Informes de lectura», publicada por Echevarría en El Cultural. Son tres artículos, y en ellos el autor reflexiona sobre un par de libros que recogen los desinhibidos, divertidos y agudos comentarios que Roberto Balzen o Gabriel Ferrater redactaron para sus editores mientras cribaban obras. Haciendo pie en esos escritores se pregunta si ese es el estilo «despiadadamente personal» que pedía Martin Walser a finales de los 60 —otro momento en que no se sabía si la crítica se moría o se reinventaba— y que parece que reclamamos los lectores del siglo XXI.

Fue interesante cómo llegamos hasta ahí partiendo de una polémica surgida a raíz de esta entrada, «La crítica kitsch (o el retorno de la crítica conservadora)», de Alberto Santamaría en su blog. Este crítico español discute allí, desde una posición más o menos tradicional, el trabajo realizado por dos blogs bastante conocidos, Lector Mal-Herido y La Medicina de Tongoy. Según Santamaría, ambos son representativos de «un "decir directo", sin concesiones al lenguaje teórico» y donde «se “reseñan” novedades asentando su lectura sobre un criterio de verdad (no argumental) que hace del cinismo su forma».

Y hasta aquí por ahora.

PD 01. Arriba menciono los artículos que he localizado en la web. En cuanto a bibliografía tradicional, leímos extractos de Crítica de la crítica, de Peter Hamm; La obra de arte en la época de su reproducción mecánica, de Walter Benjamin, y Función de la crítica, de Terry Eagleton.

PD 02. Añado un par de artículos más, pero estos de mi cosecha, nada que ver con el taller. Uno, «La crítica muy crítica», del que me acordé porque figura en Literatura y fantasma, de Javier Marías; y otro, «¿Y dónde está la crítica? Algunas notas sobre un oficio en extinción», de Maximiliano Tomas, que me lo encontré ayer mientras navegaba.

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